Rita, como todos los perros abandonados a su suerte, deambulaba embarazada por las calles, sin embargo su afecto por los niños hizo que se acercara a un colegio distrital de Suba con nombre de poeta nadaísta, el Gonzalo Arango, donde fue acogida y tuvo sus bebés. Días después del parto, no se volvió a saber de las crías, nadie dio razón de su paradero, pero Rita era feliz correteando con los estudiantes, y ellos también eran felices jugando con ella.
Fui a buscarla el día de la campaña de esterilización, el personal de vigilancia me ayudo a cogerla pero mi sorpresa fue grande cuando llegué de vuelta con la perra todavía sedada en la camilla. No me abrieron, la rectora, que antes le había abierto las puertas, hoy se las cerraba. La respuesta de la vigilancia fue contundente: "la rectora nos dió la orden de no dejarla entrar más".
Esa noche estuvo en mi casa, el frío de la madrugada puede resultar mortal después de la cirugía, sin embargo, Rita salió al otro día hacia el colegio, donde día tras día sintió el rechazo de la puerta cerrada en la cara. Quizá no entendía por qué ya no era bienvenida, por qué un día se quiere y al otro no, por qué un día se ayuda y al otro no, qué hizo para que la mano que le fue tendida ahora se escondiera de ella.
Rita volvió a deambular por las calles y a unas cuadras de allí, cerca de un CAI, encontró un jardín infantil. Cuando los niños salían al parque volvía a corretear y a ladrar, pasaba hambre, pero se rebuscaba entre la basura y uno que otro le tiraba algo de comer, también se hizo amiga de los policías. Pero un día decidió regresar al colegio con nombre de poeta. Se reencontró con sus compañeros de juego, cuando corrían ella ladraba desde el otro lado de la reja, como pidiendo que la dejaran correr con ellos. Su mayor alegría era cuando los estudiantes hacían jornadas de ejercicio en la zona verde fuera de las rejas, parecía otra estudiante y ellos se divertían con "la mascota del colegio".
Se tenían confianza, ella les había enseñado que los perros no son peligrosos, como muchos de sus padres les decían, razón por la cual algunos de ellos no tenían mascota en sus hogares. Lamentablemente un día de esta semana, mientras disfrutaban de su tiempo de recreo, vieron llegar a dos hombres en una camioneta, bajaron una red con la que arrinconaron a Rita fuera del colegio, los estudiantes impotentes gritaban, Rita chillaba y se movía tratando de salir de la trampa mientras el operario de la perrera la estrujaba fuertemente para estrellarla contra un poste, el dolor del golpe contra su cabeza hizo que soltara un gemido y los estudiantes no paraban de gritar. No había nada que hacer, la "echaron" a la camioneta y partieron. Todos se preguntaban por qué? La respuesta estaba en el segundo piso del colegio, la rectora, que no es amiga de juegos, ni compincherías había decidido que la perra "no iba más". Ella, con todo el poder que le endilga su cargo, había tomado la decisión. No se tuvieron en cuenta alternativas, no se pensó en lo que sentirían los estudiantes al ver a su "amiga" de juegos ser capturada a la fuerza y golpeada antes de se llevada a un calabozo oscuro de cemento para esperar su pronta muerte lejos de la algarabía que tanto le gustaba, lejos de las caricias, los bocados, y los gritos de sus niños.
Contrario a lo que se puede pensar de un educador, la rectora desconoció los diversos mecanismos para resolver el "problema", para ella, enseñar amor, respeto, comprensión, responsabilidad, no cuenta. Para esta "educadora", formadora de futuros ciudadanos, la compasión no es un tema que deba ser tenido en cuenta, no importó el afecto, no importó que los estudiantes no entendieran, que sintieran rabia e impotencia, que se les arrebatara de esa manera el afecto. Rita ya debe estar muerta, han pasado más de cinco días y fue entregada en donación por alquien que no era su dueña, pero que se sintió con el poder para ejercer como si lo fuera, fungió como tal sobre su vida y su destino. Lo que no está muerto es el sentimiento de estos estudiantes que incluso están pensando en hacer una protesta por lo que para ellos y para muchos de quienes la conocimos y nos distraíamos viéndola jugar ha sido una total injusticia. Hoy todos nos preguntamos, cuál fue el pecado de Rita?
Bogotá 2010-06-05
RECTORA
COLEGIO GONZALO ARANGO
LOCALIDAD DE SUBA.
Calle 128 A No.98-71.
Hemos tenido conocimiento de los desafortunados hechos provocados por el llamado efectuado por usted para conducir de forma cruel e innecesaria a la perrera a la perrita protegida por la comunidad estudiantil de este plantel conocida por todos con el nombre de Rita.
Resulta incompatible con sus funciones profesionales, humanas ,pedagógicas el ejercer esta repulsiva conducta distante de cualquier pedagogo o administrador educativo.
Innecesario y cruel espectáculo de hacer presenciar a sus protegidos como un inerme animal es conducido a la perrera o centro de zoonosis en donde será sacrificado.
No quisiéramos pensar que estas mismas conductas de intolerancia sean ejercidas en el ámbito en el que usted como ejemplo debe articular y proceder. Deja mucho que desear y pensar este acto reprochable censurado por todos los estudiantes y censurado también por nosotros.
Zoonosis o la perrera es un calvario para miles de animales un sitio donde son sacrificados que así sea con inyección humanitaria muerte es muerte y según las denuncias efectuadas el trato y la permanencia son de lo peor.
Corresponde a usted como rectora como educadora como mujer una conducta humana, ética de respeto y tolerancia en la diferencia Es de su completo conocimiento que Rita adoraba los niños del colegio y no representaba peligro.
Que bien y que mucho usted y todos los niños hubiesen podido aprender de ella.
Enseñar a los más pequeños y adolescentes sentido de responsabilidad vacunándole, bañándole y esterilizándole, bondad, compasión, generosidad, sentido de amistad sincera y desinteresada.
Para usted un perro para los estudiantes una valiosa oportunidad de aprender, vivir y convivir de las experiencias que pueden nutrir el alma y el espíritu y que todo verdadero educador debe brindar a sus estudiantes . Usted la desaprovecho llamando la perrera para que Rita fuera sacrificada.
Estaremos apoyando la protesta que los estudiantes piensan realizar por este acto horrible porque el derecho a la protesta es fundamental y lo ejercemos de forma independiente y autónoma. Esto no puede ni debe pasar inadvertido.
Marcela Ramírez C
RED DE PROTECCION ANIMAL Y AMBIENTAL
REDPAA