Dame aliento adecuado que compense mi desgaste y me permita cumplir con eficacia mis tareas. Que no me falte el agua fresca y una vivienda aireada y limpia, con un lecho de paja seca en que pueda reposar cómodamente después de cada jornada.
No descuides mi aseo y compostura, pues cuando veo mi pelo reluciente y sedoso, mis pies y mis crines bien cuidados, siento una alegría que me impulsa a trabajar, mándame una vez al año a pastoreo.
No te acerques a mí en actitud recelosa u hostil, porque al punto me alejaría desconfiado y temeroso. Con tu bondad, con la poderosa sugestión de tu voz y con estímulos como la caricia y el terrón de azúcar, es muy fácil conquistarme; más por la violencia no esperes nada bueno de mí. Enséñame los medios de que te valdrás habitualmente para imponerme tu voluntad, sin cansarte de repetir tus lecciones, sin exasperarte porque me cuesta aprenderlas.
Cuando yo sepa obedecerte y a cada requerimiento en que te entregue toda mi energía no me agobies con apremios para exigirme todavía más. Si doy muestra de desasosiego durante mi servicio te será fácil tranquilizarme; revisa la colocación de la montura o el atalaje de las riendas, del freno y de la cincha; examina mis cascos y herraduras.
Un buen régimen de trabajo y descanso mejorará el rendimiento de mi labor y prolongará mi vida en tu provecho.
Siempre que realice faenas urbanas o campesinas, o emprenda largo viaje, o haga el arriesgado camino de la patrulla, o afrente la arriesgada persecución del malhechor, o luzca mi agilidad y vigor en la cancha de polo, o briosamente dispute premios de salto o de carreras, de resistencia o adiestramiento déjame obrar con libertad regulada por tu experta conducción.
Pero no estorbes mi esfuerzo cruzándome el cuerpo a latigazos, desgarrando mi carne con tus espuelas, hiriéndome la boca con rabiosos tirones de riendas, en vez de aplicarme estos tormentos que no prestigian a tu linaje humano, en vez de humillarme y malograr mi carácter dócil y parejo, guíame con tu inteligencia y maestría, aliéntame con el empleo de tu coraje y sangre fría.
No me sometas a crueles practicas y riesgos innecesarios que también ponen en peligro tu vida, demuéstrame siempre tu buen corazón, tu inteligencia y raciocinio.
El dolor y sufrimiento que me causas, es una muestra de violencia que mi nobleza no merece, y que mancha la especie humana de la que los Caballos esperamos un trato digno y conforme con el servicio , la nobleza y humildad de los de nuestra especie. Cuando me castigas y me hieres no entiendo tu comportamiento, tan solo me generas desconfianza, miedo y dolor, y no puedo entender lo que quieres que yo haga. Siempre me siento orgulloso y dispuesto a compartir tu compañía, pero si vas a guiarme no lo hagas bajo la influencia de tu comportamiento agresivo y violento, el cual es más cuando consumes bebidas alcohólicas o drogas.
Desde los más viejos tiempos, en la paz como en la guerra, he sido fiel a tus semejantes. Por eso es que la bizarra estampa del caballo en los monumentos a los héroes no es tan solo ornamento, sino un símbolo de lealtad, virtud que no ha sido quebrantada por ninguno de mi estirpe.
Dueño mío, cuando tras largos años de servicio llegue la hora de mi decadencia, no me niegues amparo; líbrame del infortunio el más grande que pueda caer sobre mi, de pasar a manos de quien no lleve en su corazón el amor hacia los seres humildes y en el caso de dolencia incurable, que sea mi buen amigo el que piadosamente disponga de mi vida, sin sufrimientos y padecimientos, con la bondad de corazón y espíritu que siempre veo reflejados en tus ojos.
Dios habrá de premiar tu buena obra de darme lo poco que necesito para ser feliz............. ¡OH! amo mío cristiano y caballero.
REDPAA
RED DE PROTECCION ANIMAL Y AMBIENTAL
1 comentario:
Que blog tan bonito y educativo. Se lo enseñaré a mi hija Paloma para que aprenda desde pequeña a querer a los animales y desarrolle afecto y respeto por ellos.
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